Carmen Simón
La fiesta imperdonable
Ruth estaba decidida a hacer del 60 aniversario de su marido un día inolvidable. Esta vez, no cabría la más mínima posibilidad de perdón, como en el pasado.
Sonaron Las Mañanitas, el festejado sopló con arrobo la nube de velas, la familia aplaudió a rabiar. Mientras tanto, subrepticiamente, Ruth salía a la calle por la puerta de la cocina, y festiva subía al coche en el que su amante la recibía con la promesa nueva del porvenir.
A(H9N6) o gripe de pollo
Sin embargo, el mayor obstáculo que enfrentaban estos jóvenes era vencer el cacareo involuntario e interminable en el que caían al encenderse en las mañanas las luces del laboratorio.
Cien años de pandemia
Asuntos de pareja
–Me casaría contigo si no fuera porque estoy casada.
–¿Y todavía follas con tu marido?
Ella cogió el libro que yacía entre las sábanas y se lo lanzó a la cabeza.
–¡Ahora sí que somos un matrimonio!– respondió triunfante el hombre.
Papá viene de visita
Josefina la del 9
Al tiempo que marca su canto en un apasionado allegro, Josefina precipita el primer huevo, el cual, al reventar sobre el suelo de la cocina, dibuja una corona de sol. Toma otro, y va el tercero, sigue el cuarto, el sexto, el octavo, el décimo. Una explosión cálida emerge sobre la superficie.
Franz, el del 6, está hasta los mismos de que le roben sus ídem. ¡Venganza! Refunfuña, rezonga, reniega, rastrea, resuella, repta, hasta alcanzar la ventana trasera del 9. Con los labios abiertos en una “o” sostenida, la del 9 queda atolondrada, arrebolada, amartelada, arrobada, agitada, ardorosa. Los pechos blancos y tibios como la leche, desde el escote operístico presumen, piden, proponen, provocan, propician. Exaltado, encantado, excitado, erigido, el del 6 no puede sino ofrecer una alianza.