CARMEN SIMÓN

Carmen Simón

La fiesta imperdonable

Globos, serpentinas, confeti y hasta espantasuegras. Tequila, ron, cervezas, vinos. Cordero, lechón, codornices. Vajilla con filo de oro, copas de cristal, mantelería fina. Lirios y azucenas. Nadie podía faltar: padres, hermanos, hijos, tíos, sobrinos.

Ruth estaba decidida a hacer del 60 aniversario de su marido un día inolvidable. Esta vez, no cabría la más mínima posibilidad de perdón, como en el pasado.

Sonaron Las Mañanitas, el festejado sopló con arrobo la nube de velas, la familia aplaudió a rabiar. Mientras tanto, subrepticiamente, Ruth salía a la calle por la puerta de la cocina, y festiva subía al coche en el que su amante la recibía con la promesa nueva del porvenir.

A(H9N6) o gripe de pollo

Era el grupo científico más tierno que hubiera dado la humanidad. Ninguno de ellos rebasaba los quince años. Su pubertad había dado lugar a bigotes y barbas formados por cálamos con bárbulas, en lugar de pelo. Arrancárselos era cada día más complicado y doloroso. Así que no tenían tiempo que perder antes de que emergiera la nueva variante del virus que arreciaría la pandemia. A ese paso, los niños parecerían más aves que personas.

Sin embargo, el mayor obstáculo que enfrentaban estos jóvenes era vencer el cacareo involuntario e interminable en el que caían al encenderse en las mañanas las luces del laboratorio.

Cien años de pandemia

Alarmados, los científicos trabajaban a contrareloj en torno a la zoonosis ante la sorprendente capacidad de adaptación del cuerpo humano para sobrevivir. Luego de la extensa pandemia de gripe de pollo, a una considerable cantidad de púberes les había brotado cálamos con bárbulas, a modo de bigote y barba, por lo que temblaban solo de pensar en los estragos de posibles transformaciones porcunas. ¿En qué nos convertiríamos? Pero la alarma se disparó en rojo rojísimo el día en que luego de haber decretado el fin de la pandemia de fiebre porcina comenzaron a nacer niños con cola de cerdo, en la que después se conoció como la generación Buendía. Ahora mismo se estudia seriamente la hipótesis de que los animales, habiendo sido humanos, sean el resultado del paso de otros virus en la humanidad.

Asuntos de pareja

Discutían fuerte por algunos desencuentros recientes. Al final, él volvía a proponerle boda.

–Me casaría contigo si no fuera porque estoy casada.

–¿Y todavía follas con tu marido?

Ella cogió el libro que yacía entre las sábanas y se lo lanzó a la cabeza.

–¡Ahora sí que somos un matrimonio!– respondió triunfante el hombre.

Papá viene de visita

Con el dedo en el gatillo estuvo esperándolo todo el día en el pabellón. No comió ni bebió siquiera agua. Poco antes de que cayera la tarde, lo observó en la entrada; hablaba con la gente que siempre vestía de blanco. La sangre se le agolpó en la cabeza, pero consiguió reponerse. Chasqueó entonces la boca para cortar cartucho y, cuando lo tuvo a quemarropa, sacó del bolsillo la mano tensa en forma de ele y desde su garganta disparó un desgarrador ¡bang!

Josefina la del 9

Nuestra cantante es vecina de puerta, la 9. Canta ópera flamenca, su tesitura es grave y, en cada insuflación, los pechos jóvenes se inflaman trémulos. En el edificio más de uno está arrebatado. Pero ella tiene un pequeño vicio –¿y quién no?–: durante los inviernos roba huevos.

Al tiempo que marca su canto en un apasionado allegro, Josefina precipita el primer huevo, el cual, al reventar sobre el suelo de la cocina, dibuja una corona de sol. Toma otro, y va el tercero, sigue el cuarto, el sexto, el octavo, el décimo. Una explosión cálida emerge sobre la superficie.

Franz, el del 6, está hasta los mismos de que le roben sus ídem. ¡Venganza! Refunfuña, rezonga, reniega, rastrea, resuella, repta, hasta alcanzar la ventana trasera del 9. Con los labios abiertos en una “o” sostenida, la del 9 queda atolondrada, arrebolada, amartelada, arrobada, agitada, ardorosa. Los pechos blancos y tibios como la leche, desde el escote operístico presumen, piden, proponen, provocan, propician. Exaltado, encantado, excitado, erigido, el del 6 no puede sino ofrecer una alianza.

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Publicación:

ABRAHAM TRUXILLO

ADRIANA AZUCENA RODRÍGUEZ

ALEJANDRA RODRÍGUEZ MONTELONGO

ALEJANDRO ARTEAGA

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