HANI NADEEM
Siria, 1972.
LA MALDICIÓN DEL LODO
¡O, maldición de lodo!
Ya estamos convencidos, Que la tristeza es nuestro destino como el de nuestros profetas
UN PROFETA DEL POZO
Un profeta de la cruz
Un profeta en el vientre de una ballena Otro del diluvio
Creímos que es la maldición del lugar
Y que nosotros no somos los hijos de hoy Si no, hijos del pasado
¡Tú! El que regala la tristeza a quien lo merece Nos pediste más de lo posible
¡Oh! Nostalgia de patrias
¡Oh! Nostalgia de nombres cuando dijeron: No hay humanidad en el ser humano
EL SONIDO DEL VIENTO
No, nunca tuve luna
detrás de otra luna
No canté
Es que el viento y las piedras forman mi voz No me bajé al lodo para que me amolde Ni subí con la luz de Dios fundiéndome
Y todavía estoy aquí con la edad de mil lirios Vivo en la flor de la duda y después
Me suicido
SIN PATRIA
La tristeza nos une
como dos hoyos en una flauta El pánico nos une
como tiendas en una tormenta El miedo nos une
como desagües en un gran diluvio Nos une todo
y nos separa
la patria
VIGILANTE DE LA MORGUE
¿Qué les parece que alguien piensa en ellos en las orillas de esta tierra?
_ El vigilante de morgues en una guerra civil.
_ La esposa de un marinero que se maquille todas las noches para su esposo que fue comido por las conchas hace dos veranos
_ Un padre que sólo dejó a su hija la mitad de una sonrisa en un cuadro colgado en la pared, y lo que piensan los habitantes del barrio de él.
_ El vigilante del faro para unos barcos que no llegan nunca.
_ El enterrador en un país enfermo de lepra.
¿A quién le interesa que un poeta zambulla su texto en sus penares, colgando su cadáver en sus infiernos?
Para los barcos que no vuelven,
marineros que los peces comieron los tatuajes de sus antebrazos, El poema marcha en la tierra firme.
AMOR EN EL SOFÁ
Me levanto de tu amor Y me caigo en tu amor
Jalo mi cadáver de la habitación del anhelo para ponerlo en un sofá de la habitación del reproche
Me levanto de tu amor
Y me caigo en tu amor Camino descalzo en sus jardines
Disfruto las espinas, el olor del fertilizante y los arbustos que sembra- mos juntos y quemamos separadamente.
Si algún día entras y gritas con lo más alto de tu voz sin encontrarme No te preocupes
Esto significa que salí a las tristezas para respirar el olor de la vida Para que te vuelva un ser humano
Como los demás
Me levanto de tu amor
Y me caigo en él.
LA SUBIDA DE LA VOZ
Subo mi voz como el que sube las escaleras viejas de un alminar de una mezquita
Te llamo y te llamo
Tú bajas a tu juventud y a las canciones
Todas las criaturas me escuchan, los pájaros
las mechas de espigas
el brebaje de agua atrapado en el cuello de la gallinácea. las piedritas a la orilla del rio y el margen del día
Te llamo
Mientras tus sombras se desaparecen poco a poco
Y tú caes como un rocío en mi corazón
en el pozo de mi corazón
en el espacio de mi corazón
en la divinidad de mi corazón
Te llamo
Entonces todas las mujeres se fijan por la belleza de la voz Todos los pájaros se apean
Todos los poemas se completan
Todos nosotros
Ellos y yo, nos alegramos
GIRAMOS ALREDEDOR DE NOSOTROS MISMOS
Nos paramos mucho
Bajo las ventanas de las mujeres
y ninguna de sus trenzas se nos bajó
Paramos mucho
mucho
en las oficinas de pasaportes en aeropuertos lejanos Sin que la patria nos acompañe en la fila
Paramos, mientras la tierra giraba Paramos y paramos
hasta que nos chocamos.
POETAS
El poeta clásico subió al pulpito siguiendo el ritmo del soneto
AA BB AABB ABAB ABAB
BBAA BBAA BABA BABA
hasta el último momento del letargo
El poeta moderno lo siguió acompañado con muchos aplausos y silbidos:
Los murciélagos y el día El día y los murciélagos Los murciélagos y el día El día y los murciélagos
hasta que se cayó la noche
Mientras el poema estuvo en el último asiento, durmiendo en el hombro de una mujer bella que lima sus uñas y zumba con una bajita lírica como su sonrisa.
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