Cultura de la confianza institucional: un eje de análisis durante la pandemia por COVID19 en México

Issis Juárez Rodríguez | Universidad Autónoma de Baja California.

Introducción

Los eventos convulsivos que los regímenes democráticos establecidos en Latinoamérica han sufrido en los últimos años, han llevado a un cuestionamiento constante la de la confianza institucional (Newton & Norris,  1999). De acuerdo con las autoras, la confianza institucional debe ser ampliamente estudiada para conocer otros procesos democráticos.

No obstante, el estudio de la confianza institucional se ha centrado en la valoración de las instituciones, con poco énfasis en el reconocimiento de los individuos, su identidad, entorno, historia o valores compartidos con el resto de la sociedad.

En el siguiente artículo se propone estudiar la confianza institucional desde el reconocimiento de la cultura como eje central de la configuración social de la confianza institucional, considerando a la identidad, las re-presentaciones sociales y la ideología como elementos insoslayables en el estudio de este fenómeno, situan-do su importancia en el desarrollo de la pandemia por COVID19 en México.

De la cultura a la confianza institucional ¿cómo se explica?

La cultura se ha comportado como un elemento insoslayable en el estudio de los fenómenos sociales, debido a su importancia dentro de las sociedades, y las diversas concepciones de ésta en el transcurso del tiempo. Uno de los principales retos al hablar de cultura es definir-la, pues la concepción de cultura ha cambiado a lo largo de la historia; no obstante, se conciben dos perspectivas importantes, la cultura desde la tradición marxista, y la cultura desde la tradición antropológica. Ambas, presentan una óptica propia de lo que es cultura.

En un primer momento, la tradición antropológica define la cultura como “el conjunto complejo que incluye el conocimiento, las creencias, el arte, la moral, el derecho, la costumbre y cualquier otra capacidad o hábito adquiridos por el hombre en cuanto miembro de la sociedad” (Gimeénez Montiel, 2005, pág. 41). Es decir, la cultura, desde la tradición antropológica la entiende como un conjunto holístico que identifica a una persona que adquiere todo ello que le reconoce como miembro de una sociedad, lo que le genera identidad, otro concepto clave en el entendimiento de los estudios socioculturales, que se abordará más adelante.

Así mismo, esta tradición reconoce a la cultura como un ejercicio ge-neracional, pero también propia de un espacio específico, parte de una “herencia cultural”, que, en palabras de John B. Thompson (2002), se concibe “como el conjunto de respuestas institucionalizadas (y por lo tanto socialmente heredadas) a las necesidades primarias y derivadas del grupo” (p. 43). Bajo estas premisas, la cultura también incluye valores institucionalizados, entendiendo que cada institución atiene a una determinada respuesta.

En la tradición marxista, la cultura se puede estudiar desde diferentes aristas, aunque en todas se destaca la estructura como eje detonante de la apropiación de cultura en un espacio determinado, en donde el ejercicio de una cultura dominante implica la relación de poder existente entre clases; de igual manera, tanto en el pensamiento de Marx y de Lennin, la cultura es homologada a la ideología, siendo estas dos características, la ideología y la estructura, las principales diferenciaciones con la tradición antropológica.

Gramsci, uno de los principales pensadores marxistas en torno a la cultura, refiere que ésta es “una concepción del mundo”, que es interiorizada colectivamente y se convierte en una premisa que impacta en toda actividad social. Así mismo, como se mencionó, Gramsci homologa ideología y cultura, enfatizando que la ideología organiza a las masas humanas afianzando las relaciones de poder, lo que vincula a cultura con hegemonía, por medio de la cual:

la cultura, al igual que la ideología, se convierte en instrumento privilegiado de la hegemonía por medio de la cual una clase social logra el reconocimiento de su concepción del mundo y, en consecuencia, de su supremacía por parte de las demás clases sociales (p. 60)

Con base en las definiciones de cultura establecidas por ambas tradiciones, se entiende que la cultura implica elementos individuales y colectivos que son clave en el análisis y comprensión de determinados fenómenos sociales, que implican valores, conocimiento, actitudes, pero también, elementos estructurales como instituciones sociales y políticas que conforman a una sociedad. Entre estos elementos es imposible soslayar a aquellos que devienen de lo político, como actitudes frente al voto, formas de gobierno, soberanía, legitimidad, o confianza, entre otros más.

La evaluación de la confianza en una sociedad, sea interpersonal o institucional, ha sido considerada como parte de los elementos culturales a evaluar por diferentes encuestas, por ejemplo, Latinobarómetro, la Encuesta Mundial de Valores, el Informe País, o la Encuesta Nacional de Cultura Cívica. Al ser evaluada por estas encuestas se deduce que existe un interés por conocer el grado de confianza que existe en una sociedad como parte de la cultura, es decir de los valores socializados en torno a elementos propios del sistema.

La confianza institucional, según Baeza-Correa (2012) es “un objeto social, dinámico, y culturalmente construido” (p. 278). De esta definición se resalta “culturalmente construido”, es decir, la confianza institucional implica una construcción a partir de elementos culturales que la conforman y la definen, considerando tanto de la tradición antropológica la existencia de una herencia cultural, que se transmite a lo largo del tiempo en un espacio específico; o bien, desde la tradición marxista en donde la prevalencia de una clase dominante puede construir una cultura dominante desde una institución o conjunto de ellas.

El estudio de la confianza institucional se realiza a partir de tres escuelas importantes:

There are at least three schools of thought on how to explain the erosion of citizen confidence in public institutions: those that focus on the social-psycho-logical features of individuals; those that look to the cultural environment of individuals, groups, and communities; and those that concentrate on governmental performance. (Newton & Norris, 1999, p. 5).

La escuela centrada en los factores socio-psicológicos que la estudian se centra en los lazos interpersonales de los ciudadanos. La escuela que se enfoca en el ambiente cultural de los individuales y de los grupos y las comunidades, estudia los elementos culturales que muestran indicios de la configuración de la confianza a partir de un ambiente compartido. Finalmente, la escuela que estudia la confianza institucional desde la evaluación que los ciudadanos hacen de los procesos y resultados de las instituciones políticas1Ibidem..

En el estado de la cuestión, la escuela evaluativa ha sido el paradigma predominante, principalmente por-que la confianza institucional deriva en la legitimidad de la institucional, lo cual resulta importante en un estado democrático. No obstante, este paradigma soslaya los elementos que corresponden al contexto individual y colectivo de quienes evalúan las instituciones, y esto tiene como resultado una valoración reducida de la confianza institucional, lo que contraviene a la definición culturalista de la misma, pues la evaluación estructuralista no ha considerado los elementos culturales de la confianza.

Partiendo de ello, la cultura como variable que atraviesa a la confianza institucional, funge un papel importante en esta evaluación; Basáñez (2016), define a la cultura como ¨un fenómeno contextual, es un sistema compartido de significados” (pág. 33). Si bien, esta definición implica una tradición antropológica, deja para el análisis, dos elementos importantes: fenómenos contextuales, y sistema compartido de significados.

¿Qué elementos simbólicos de la confianza institucional conceden un sistema compartido de significados en un espacio específico? ¿De qué forma el contexto puede modificar la confianza institucional de los individuos? Ambos elementos son considerados por Gilberto Giménez para explicar el concepto de cultura, por lo que integrarlos en el estudio de la confianza institucional resulta de interés para el campo.

“Se ha establecido que el estudio de la confianza institucional no puede dejar de lado el anclaje cultural que implica”.

De acuerdo con Giménez (2005), siguiendo a Geertz y a Thompson, una definición de la cultura desde lo simbólico, apunta que “es el conjunto de hechos simbólicos presentes en una sociedad” (p.30). El mundo de lo simbólico es el mundo de las representaciones sociales desglosadas en tres problemáticas:

  1. Códigos sociales.
  2. Producción de sentido.
  3. Interpretación o reconocimiento.

De estas tres problemáticas se introduce la importancia de las instituciones que son actores culturales importantes, reconocidos como nudos institucionales poderosos que administran y organizan los sentidos de los símbolos, no para homogenizarla, sino para administrarla, dar sentido a aquellas representaciones sociales que tienen un significado para la comunidad.

En la teoría de las representaciones sociales, Moscovici enuncia la objetivación y el anclaje como dos mecanismos centrales. Por un lado, la objetivación, hacer concreto lo abstracto; por el otro, el anclaje, incorporar lo nuevo a lo conocido.

Se ha establecido que el estudio de la confianza institucional no puede dejar de lado el anclaje cultural que implica, y la comprensión de las representaciones sociales de la confianza institucional es una de las maneras en las que podemos entender cómo van confiando la ciudadanía en sus instituciones, respecto a la objetivación ¿cómo manifiestan su confianza? Y por el anclaje, ¿cómo incorporan la nueva información adquirida en lo que han aprendido respecto a la confianza?

Otras tesis establecidas al respecto son la del componente como núcleo central, “ligado a condiciones históricas, sociales e ideológicas más profundas, y define los valores más fundamentales del grupo” (Giménez, 2005, p.48). Y el sistema periférico que “depende más de contextos inmediatos y específicos, permite adaptarse a las experiencias cotidianas modulando en forma personalizada los temas del núcleo común”2Ibidem.. Con base en ello, analizar la confianza institucional desde una perspectiva que considere el sistema central y periférico de la ciudadanía puede ayudar a conocer la construcción histórica de la misma, y comprender cómo los eventos coyunturales pueden tener algún efecto en la misma, especialmente en momentos de trascendencia, como la aparición de una pandemia.

Antes de la pandemia por COVID19, la confianza institucional había reportado ya una disminución, principalmente en Latinoamérica. Estudios como Latinobarómetro (2018) resaltan que el continente Latinoamericano es el área del mundo que presenta los niveles más bajos de confianza. En el mismo sentido, el Proyecto de Opinión Pública de América Latina (LAPOP, 2017), también encuentran que nuestro continente es el que presenta los mayores niveles de desconfianza (Zechmeister & Noam, 2019).

Bajo tal situación de desconfianza, el efecto que la pandemia puede tener en la desconfianza, o viceversa, puede ser importante. Luis Felipe López-Calva, director regional del Programa de Naciones Unidas (PNUD), manifestó en noviembre de 2020 que:

Latinoamérica llega a este momento de la pandemia con condiciones preexistentes que hacen a los países muy vulnerables. Algo fundamental es la baja confianza de los ciudadanos en los gobiernos que no solamente es baja, sino que ha venido cayendo en los últimos diez años de acuerdo con encuestas. (Noticias ONU, 2020).

En México, la confianza en algunas instituciones, como la policía, diputados o partidos políticos ha sido constantemente baja. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Cultura Cívica 2020 (ENCUCI 2020) se reportó que cerca del 40% de los ciudadanos no confía en sus autoridades, los servidores públicos o empleados de gobierno (Instituto Nacional de Estadística y Geografía, 2020). Como se puede leer, la desconfianza en algunas instituciones políticas en México, es alarmante. No obstante, una de las instituciones que no ha sufrido esta baja en la confianza, y que no había mostrado un alza en cuanto a confianza y aprobación, es la figura del Presidente de la República, cargo desempeñado, actualmente, por Andrés Manuel López Obrador. De acuerdo con los ejercicios demoscópicos de Consulta Mitofsky, en 2020, el Presidente contaba con una valoración de 7.1 en confianza institucional, calificación que nunca se había obtenido por la figura presidencial al menos en las evaluaciones realizadas por esta casa encuestadora desde 2004.

El tratamiento de la pandemia, tuvo como principales voceros a las instituciones de salud, medios de comunicación y a Andrés Manuel López Obrador, por lo que se hipotetiza que la confianza en estas instituciones resulta de gran importancia para el seguimiento de las medidas impulsadas para evitar los contagios, la reactivación económica, la nueva normalidad, y la aplicación de las vacunas.

Una ola de peligrosa desinformación con ciudadanos que no creen en la existencia de la pandemia y no cumplen las medidas recomendadas de salud es una de las consecuencias actuales más peligrosas de la falta de confianza en las instituciones y Gobiernos. (Noticias ONU, 2020).

Si bien, la pandemia responde a un elemento coyuntural, existen elementos culturales prexistentes que pueden ayudar a comprender la relación que puede existir entre la confianza institucional y las acciones emprendidas por la ciudadanía en torno a la pandemia. Giménez (2005) reformula la definición de cultura con base en lo expuesto por Geertz y Thompson.

La cultura es la organización social de significados, interiorizados de modo relativamente estable por los sujetos en forma de esquemas o de representaciones compartidas, y objetivados en formas simbólicas, todo ello con contextos históricamente específicos y socialmente estructurados. (p. 49).

Esta definición nos permite dilucidar elementos claves para el estudio de la confianza institucional en situaciones coyunturales. Si bien, las crisis por eventos naturales se presentan en nuestro país con considerable frecuencia, como huracanes o terremotos, en 2009 la pandemia por influenza A-H1N1 presentó un nuevo panorama sobre los eventos por contingencia sanitaria, que se diferenciaría de los primeros.

Ante estas situaciones coyunturales, las instituciones presentan un significado para la ciudadanía, principalmente aquellas que se involucran en las labores de contingencia, como el ejército en el caso de la aplicación del PLAN DN3 (Culebro Moreno & Alonzo Solis, 2021), es decir, puede existir una evaluación de estas instituciones en tanto su presencia y manejo de crisis. Durante estos eventos, a la población mexicana se le ha otorgado como principal característica identitaria, la del apoyo y la solidaridad, elementos abstractos que se objetivizan en apoyo alimentario y de mano de obra, siendo los terremotos de 1985 y de 2017 los principales ejemplos de ellos.

“A la población mexicana se le ha otorgado como principal característica identitaria, la del apoyo y la solidaridad, elementos abstractos que se objetivizan en apoyo alimentario y de mano de obra”.

La identidad colectiva, es otro de los elementos importantes a considerar en el estudio de la cultura, y en el caso de la confianza institucional no debería ser la excepción. La identidad, escribe Giménez (2005), “tiene que ver con la idea que tenemos acerca de quiénes somos y quiénes son los otros” (p. 60). La importancia de pensar en la confianza institucional desde el ciudadano y su entorno implica reconocerlo como parte de una colectividad, y por lo tanto, de las características individuales y colectivas, y que éstas pueden incidir en su propia representación social y la confianza depositada en determinadas instituciones.

Giménez, con base en Melucci, concibe la identidad colectiva como “la capacidad de un actor colectivo para reconocer los efectos de sus acciones y para atribuir estos efectos a sí mismo” (p. 70). Con lo anterior, se comprende que los actores reconocen que sus acciones individuales causan un efecto en la colectividad, y conectar su pasado y su futura y el efecto de sus acciones. Es decir, vinculación de lo que el actor identifica como confianza institucional desde su perspectiva individual tiene un efecto en la colectividad, y a partir de ello rige sus acciones; por ello, la importancia de entender, en primer lugar, la confianza interpersonal, y después la confianza institucional y su efecto en las acciones ejercida por los individuos durante la pandemia por COVID19. Entonces, toma sentido lo dicho por Giménez, “las identidades se aprenden en el proceso de interacción social” (p. 73).

Otro de los elementos considerado como parte del estudio de la cultura, y que no se ha soslayado del estudio de la confianza institucional, y con especial énfasis durante la pandemia, es la relación que se establece entre los medios de comunicación y la confianza institucional. Como ya se mencionó, la cultura es administrada por instituciones, entre ellas podemos encontrar a los mass-media; la mediatización de la cultura moderna ha sido un rasgo característico de la actual vida social, por lo que, para entender la organización y administración de los símbolos es imprescindible el estudio de los medios de comunicación, donde las ideologías juegan un papel importan-te, pues “las ideologías son entendidas ante todo como sistemas de creencias seculares que tienen una función movilizadora y legitimadora” (Thompson, 2002, pág. 119), y éstas a su vez brindan marcos referenciales que permiten al individuo orientarse, pero ésta ha sido desplazada por los medios electrónicos, y la prevalencia de las ideologías se atribuye a un número de instituciones cada vez más reducido.

Una de las teorías propuestas para el estudio de la reproducción de ideologías, es la teoría general de su perspectiva individual tiene un efecto en la colectividad, y a partir de ello rige sus acciones; por ello, la importancia de entender, en primer lugar, la confianza interpersonal, y después la confianza institucional y su efecto en las acciones ejercida por los individuos durante la pandemia por COVID19. Entonces, toma sentido lo dicho por Giménez, “las identidades se aprenden en el proce-so de interacción social” (p. 73).

Otro de los elementos considerado como parte del estudio de la cultura, y que no se ha soslayado del estudio de la confianza institucional, y con especial énfasis durante la pandemia, es la relación que se establece entre los medios de comunicación y la confianza institucional. Como ya se mencionó, la cultura es administrada por instituciones, entre ellas podemos encontrar a los mass-media; la mediatización de la cultura moderna ha sido un rasgo característico de la actual vida social, por lo que, para entender la organización y administración de los símbolos es imprescindible el estudio de los medios de comunicación, donde las ideologías juegan un papel importante, pues “las ideologías son entendidas ante todo como sistemas de creencias seculares que tienen una función movilizadora y legitimadora” (Thompson, 2002, pág. 119), y éstas a su vez brindan marcos referenciales que permiten al individuo orientarse, pero ésta ha sido desplazada por los medios electrónicos, y la prevalencia de las ideologías se atribuye a un número de instituciones cada vez más reducido.

Una de las teorías propuestas para el estudio de la reproducción de ideologías, es la teoría general de la reproducción social, que concede tres pasos principales, y que nos ayudan a operacionalizar el estudio de los medios de comunicación como administradores de confianza institucional.

“El análisis de la confianza institucional no puede soslayar el papel de los medios de comunicación”.
  1. La reproducción de las relaciones sociales existentes, lo que incluye la reproducción de valores y creencias compartidos de manera colectiva. Es decir, ¿cuáles son los valores y creencias que se reproducen en nuestro país, en torno a la confianza institucional y su relación con la pandemia.
  2. Algunos de estos valores y creencias que se comparten conforman elementos de la ideología dominante. Esto permite que los individuos se adhieran a los grupos cuyos elementos le generen cierta pertenencia a partir de sus acciones o creencias respecto a la pandemia.
  3. “La producción y difusión de la ideología dominante es una de las tareas del Estado, de funcionarios de éste o de determinados organismos.” (p. 129). La reproducción de valores y creencias no sólo es una cuestión de adhesión colectiva e identificación, es una función del Estado, y con base en ello puede establecer una relación entre su acción como órgano administrativo, y la aprobación ciudadana que puede generar confianza institucional.

Martín Echeverría (2021) comparte que existe una relación entre el consumo de medios y la confianza en actores a nivel nacional, como el Presidente y Hugo López-Gatell, subsecretario de salud y principal vocero en el desarrollo de la pandemia en México. Entre los principales resultados, encontró que existe una correlación significativa (.472) en ver o seguir Las Mañaneras3Las Mañaneras son un evento informativo en el que el Presidente Andrés Manuel López Obrador da a conocer la agenda mediática o eventos noticiosos correspondientes a su gobierno. del Presidente y la confianza en éste; además, la confianza aumenta en López-Gatell (.704) al informarse a través de Las Mañaneras.

Como se puede leer, el análisis de la confianza institucional no puede soslayar el papel de los medios de comunicación, pues éstos son una pieza importante en la administración de la cultura.

Conclusión

La confianza institucional es un elemento de amplio interés en el reconocimiento y legitimidad de las instituciones de gobierno, y su análisis y comprensión no debe soslayar el estudio de elementos de profunda importancia, como la cultura.

La cultura no es un complemento más de los estudios sociales, pues la cultura atraviesa todo aquello que la sociedad realice en torno a su identidad y representaciones sociales, no hay sociedad sin cultura, y al estudiar fenómenos como la confianza institucional, la escuela culturalista hace su aparición para recordar que las construcciones de confianza parten de elementos culturales que devienen de los momentos coyunturales presentes, aunque éstos también pueden modificar de alguna manera lo que hasta ese momento se conocía respecto a la confianza.

“La cultura como parte de la comprensión de la confianza institucional permite reconocer variables que a través de la escuela evaluativa no podría ser posible”.

Reconocer la importancia de la confianza institucional como elemento para analizar el contexto en el que se desarrolla la pandemia en nuestro país, abre la puerta a nuevas incógnitas sobre lo estudiado al respecto, desde el seguimiento de medidas de prevención hasta la importancia de la información emitida por los me-dios de comunicación y la administración de los valores culturales que estos llevan a cabo.

Finalmente, la cultura como parte de la comprensión de la confianza institucional permite reconocer variables que a través de la escuela evaluativa no podría ser posible, pues su estudio se centra en la legitimación de las instituciones y la aprobación de sus titulares y procedimientos; mientras que, considerar estudiar la confianza institucional desde la escuela culturalista permite estudiar a la colectividad y conocer en profundidad este fenómeno en el proceso de pandemia.

 


Referencias

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  • Culebro Moreno, J. E., & Alonzo Solis, J. F. (2021). El impacto del COVID-19 en el ámbito subnacional. Confianza institucional y políticas públicas en Yucatán, México. Encrucijada (39), 43-68.
  • Echeverría, M. (8 de Octubre de 2021). Confianza en medios y actores frente a COVID. Un abordaje desde las desigualdades nacionales. Puebla, México. Obtenido de https://www.facebook.com/ICGDE/videos/1551164698564140
  • Gimenénez Montiel, G. (2005). La cultura en la tradición antropológica. En G. Gimnez Montiel, Teoría y análisis de la cultura (págs. 41-53). México: CONACULTA.
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  • Latinobarómetro. (2018). Informe 2018 Latinobarómetro. Obtenido de Latinobarómetro: https://www.latinobarometro.org/latContents.jsp
  • Newton, K., & Norris, P. (1-5 de Septiembre de 1999). Confidence in public institutions: faith, culture or performance? Annual Meeting of the American Political Science Association. Atlanta, EUA.
  • Noticias ONU. (19 de Noviembre de 2020). La desconfianza en los gobiernos, la condición preexistente de América Latina en la crisis del COVID-19. Obtenido de https://news.un.org/es/story/2020/11/1484242
  • Secretaría de Gobernación. (2012). Encuesta Nacional de Cultura Política y Prácticas Ciudadanas. México.
  • Thompson, J. B. (2002). La ideología en las sociedades modernas. En Ideología y cultura moderna. Teoría crítica en la de la comunicación de masas. México: Universidad Autónoma Metropolitana.
  • Zechmeister, E. J., & Noam, L. (. (2019). El pulso de la democracia. Nashville: LAPOP.
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